lunes, 22 de febrero de 2010
martes, 26 de enero de 2010
Planteamiento Ecuador en el Proyecto ITT

Ecuador, a través de un comunicado, ratificó su intención de firmar lo antes posible, y una vez superados los puntos en discusión, la creación del fideicomiso Yasuní ITT con los distintos actores internacionales interesados en respaldar la propuesta considerada como histórica y que es impulsada por el Gobierno de Rafael Correa.
El proyecto continúa siendo un objetivo fundamental del Gobierno, que asegura que bajo esa “premisa inclaudicable continuará luchando sin descanso por su éxito”.
El proyecto Yasuní ITT es una iniciativa por medio de la cual el estado ecuatoriano se compromete a dejar de explotar de manera indefinida las reservas petroleras -estimadas en alrededor de 900 millones de barriles de crudo- del campo Ishpingo Tambococha Tiputini, situado en el parque nacional Yasuní. De esta forma garantiza la conservación una biodiversidad única y el respeto por los pueblos no contactados que habitan la zona.
Como parte de este compromiso el Estado recibirá a cambio una compensación internacional equivalente, como mínimo, al 50% de las utilidades que recibiría en el caso de explotar esas reservas.
La comunicación señala que resulta lógico y, además, es un deber de su Gobierno, asegurar que los términos de la cooperación se ajusten a la Constitución del país y respeten irrestrictamente sus intereses y soberanía, dejando en claro que “Ecuador no es mendigo de nadie”.

En este sentido expone las observaciones jurídicas precisas en relación con los “Términos de Referencia” para la constitución del fideicomiso, algunas de las cuales fueron aclaradas oportunamente, en tanto otras –afirma- no recibieron el tratamiento que correspondía, al punto que persistieron clausulas lesivas a la soberanía en la última versión recibida en la Presidencia.
Una de ellas es la negativa de precisar que únicamente las entidades públicas ecuatorianas podían considerarse como “organizaciones receptoras e implementadoras” para los proyectos financiados desde el “Fondo de Capital o de Rentas”, sin perjuicio de que éstas decidan delegar la ejecución de los proyectos a organizaciones privadas o comunitarias.
Otro de los desacuerdos es la existencia y referencia de un “Fondo Ambiental Nacional” de carácter privado para recibir rentas por contribuciones realizadas por personas privadas y organizaciones no gubernamentales. La Presidencia señala que no puede consentir que recursos del fideicomiso se destinen a fondos o instituciones que no pertenezcan al Estado.
La utilización del término “donante” es otro de los puntos que causaron divergencia puesto que lo que se busca no es la caridad internacional sino una justificada contraprestación por un compromiso ecuatoriano que beneficia a toda la comunidad internacional. Por ello se demanda la sustitución de esa palabra por contribuyente.
El Gobierno ecuatoriano tampoco está de acuerdo en el “compromiso desproporcionado” de dar status protegido a cerca de 100.000 km2 de bosques, que equivalen al 40% del territorio nacional, pues precisa que esa es una atribución exclusiva del Estado.
Considera que la aprobación y administración de los proyectos a cargo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) generaría retrasos en su ejecución por lo que señala que los fondos, una vez aprobados los proyectos, deberían transferirse inmediatamente al Estado para su realización.
Indica que la estipulación de que las decisiones dentro del comité que administra el fideicomiso se deben adoptar por unanimidad impediría la ejecución de los proyectos derivados de la iniciativa, debido a que los representantes de los donantes tendrían capacidad de veto.
ANDES /AR

Dr. José Núñez
jueves, 21 de enero de 2010
El Yasunó Parque megadiverso excepcional


Un equipo de científicos de Ecuador y los Estados Unidos ha documentado que el Parque Nacional Yasuní es el área con mayor biodiversidad en América del Sur. Además, el nuevo estudio detalla cómo el Yasuní rompe los récords mundiales para una amplia gama de grupos de plantas y animales, desde los insectos y anfibios hasta los árboles. Sin embargo, los autores advierten que proyectos petroleros en los lotes 31 e ITT representan la amenaza más grande para Yasuní y su biodiversidad.
“Yasuní está en el centro de una pequeña zona en donde los anfibios, los pájaros, los mamíferos, y las plantas vasculares todas alcanzan una diversidad máxima en Suramérica,” dijo al Dr. Clinton Jenkins de la Universidad de Maryland.
El estudio, publicado en la revista científica PLoS ONE, está disponible en el internet en http://dx.plos.org/10.1371/journal.pone.0008767
"Las 150 especies de anfibios documentados hasta la fecha en Yasuní es un récord mundial para un área de este tamaño", dijo Diego F. Cisneros-Heredia de la Universidad San Francisco de Quito. "Hay más especies de ranas y sapos dentro de Yasuní que son nativos de los Estados Unidos y Canadá juntos."
Los científicos también confirmaron que en una hectárea en Yasuní en promedio contiene más especies de árboles, 655, que en todo los Estados Unidos continental y el Canadá combinados. El número de especies de árboles se incrementa sobre los 1.100 en un área de 25 hectáreas.

“En apenas una hectárea en Yasuní, hay más especies de árboles, arbustos, y lianas (bejucos leñosos) que en cualquier otro lugar en el mundo,” dijo Gorky Villa, botánico ecuatoriano que ha trabajado con el Instituto Smithsoniano y Finding Species.
Quizás las estadísticas más impresionante de todas las expuestas, es la que en una sola hectárea del bosque de Yasuní se estima que contiene 100.000 especies del insectos. Según el eminente entomólogo Dr. Terry Erwin, esta es la diversidad más alta estimada por área de unidad en el mundo entero para cualquier grupo de planta o animal.
Los científicos también informan de que Yasuní contiene al menos 121 especies de reptiles, 596 especies de pájaros, 382 especies de peces y 204 especies de mamíferos, por uno de los conjuntos más ricos de la biodiversidad en el mundo.
“Uno de nuestros resultados más importantes que encontramos sobre Yasuní es que pequeñas áreas del bosque abrigan cantidades extremadamente altas de especies de animales y de plantas,” dijo la autora principal del este artículo Margot Bass, de Finding Species, una ONG sin fines lucro con oficinas en Maryland, EU y Quito, Ecuador. “Yasuní probablemente es incomparable con ningún otro parque en el mundo por la cantidad total de especies.”

La extraordinaria diversidad de Yasuní se ejemplifica mejor en los 6.5 km2 de la Estación de Biodiversidad Tiputini, situada en el borde norteño del parque.
“La Estación de Biodiversidad Tiputini es el hogar de 247 especies de anfibios y reptiles, 550 especies de aves, y alrededor 200 especies de mamíferos, incluyendo especies de 10 primates y un arsenal de depredadores grandes,” dijo el Dr. Kelly Swing de la Universidad de San Francisco de Quito, Ecuador.
“Además, la estación es el sitio más rico del mundo en especies de murciélagos”, agregó el Dr. Thomas Kunz, investigador de la Universidad de Boston. “Estimamos que en esta pequeña área habitan sobre las 100 especies de murciélagos.”
En Yasuní se encuentran 28 vertebrados que según la Lista Roja de IUCN están peligro, incluyen los primates grandes amenazados (el mono araña y el mono lanudo) y mamíferos acuáticos (la nutria gigante y el manatí amazónico). También en Yasuní hay cientos de especies endémicas regionales que no se encuentran en ninguna otra parte del planeta. Por ejemplo, el Yasuní es el hogar de 20 especies de anfibios, 19 especies de aves, y cuatro especies de mamíferos con distribuciones muy restringidas.
“Lo que hace a Yasuní especialmente importante es su potencial para sostener esta extraordinaria biodiversidad a largo plazo,” dijo el Dr. Matt Finer de Save America’s Forests. “Por ejemplo, se predice que Yasuní mantendrá sus condiciones de bosques húmedos, a pesar que el clima cambie y se intensifica la sequía en el este del Amazonas en Brasil.”
El artículo concluye con un número de recomendaciones políticas basadas en la ciencia. Una recomendación clave es la moratoria a nuevas actividades petroleras dentro del parque, particularmente en los bloques 31 e ITT ubicados en bosque bien intacto y megadiverso.

GLOBAL CONSERVATION SIGNIFICANCE OF ECUADOR'S YASUNÍ NATIONAL PARK
The threats facing Ecuador's Yasuní National Park are emblematic of those confronting the greater western Amazon, one of the world's last high-biodiversity wilderness areas. Notably, the country's second largest untapped oil reserves -called “ITT”- lie beneath an intact, remote section of the park. The conservation significance of Yasuní may weigh heavily in upcoming state-level and international decisions, including whether to develop the oil or invest in alternatives….
IMPLICATIONS FOR CONSERVATION
Our findings on Yasuní's biodiversity, its additional conservation values, and the documented impacts from oil development regionally and in the park itself form the scientific basis for the following five policy recommendations. 1) Permit no new roads nor other transportation access routes -such as new oil access roads, train rails, canals, and extensions of existing roads- within Yasuní National Park or its buffer zone. 2) Permit no new oil exploration or development projects in Yasuní, particularly in the remote and relatively intact Block 31 and ITT Block. 3) Create protected biological corridors from Yasuní to nearby higher-elevation Andean parks for species on the move due to climate change. 4) Create a system of strict protected areas and no-go zones (i.e., off-limits to oil exploration and exploitation) in the northern Peruvian Amazon. 5) Establish a protected corridor between Yasuní and Cuyabeno Wildlife Reserve that, together with the Peruvian reserves, would form a trans-boundary mega-reserve with Yasuní National Park at its core.
In regard to recommendations 4 and 5, we emphasize that Ecuador has already created two “untouchable zones” (“zonas intangibles” in Spanish) off-limits to oil activities, one in the southern part of Yasuní and the other just north of it in Cuyabeno. The former zone was created to protect Ecuador's last indigenous peoples living in voluntary isolation, and anthropological evidence indicates that they cross the border into Peru as well [185]. Thus, areas off-limits to oil activities are needed in northern Peru not only to conserve its high biodiversity [101], but the territories of indigenous peoples as well.
In closing, we reiterate the conclusions of Malhi et al. [155] and Killeen and Solórzano [20], that keeping the northwestern Amazon -home to the Basin's highest biodiversity and the region least vulnerable to climatic drying- largely intact as a biological refuge is a global conservation priority of the first order. If the world's most diverse forests cannot be protected in Yasuní, it seems unlikely that they can be protected anywhere else.
* E-mail: matt@saveamericasforests.org
Referido por Dr. José Núñez
* E-mail: dr.josenunez@hotmail.fr
Versión original: http://www.plosone.org/article/info:doi/10.1371/journal.pone.0008767
sábado, 16 de enero de 2010
EL PARAISO PERDIDO Y SU PROYECTO ITT SIGUEN FIRMES

El Gobierno Nacional anunció que retomará con fuerza las negociaciones de la Iniciativa Yasuní ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputini), con la cual se pretende preservar el crudo en tierra a cambio de contribuciones económicas por parte de los países interesados en aportar a la conservación del medio ambiente.
Para el efecto, el Vicepresidente de la República, Lenin Moreno, anunció que próximamente se conformará un equipo negociador en reemplazo del anterior, con lo que la intención de la iniciativa está vigente.
En rueda de prensa, el Vicepresidente Moreno; el ministro de Gobierno, Gustavo Jalkh; la ministra Coordinadora de Patrimonio, María Fernanda Espinosa; el ministro de Defensa, Javier Ponce y el ministro Coordinador de la Política, Ricardo Patiño, mostraron la intención del Gobierno de seguir adelante con las negociaciones y fortalecer un proyecto que fue diseñado por el Presidente Rafael Correa y se ha convertido en uno de los símbolos de la Revolución Ciudadana.
“El día de hoy por la mañana acudí a donde el Presidente de la República a manifestarle mi inquietud acerca del futuro que podría tener el proyecto Yasuni”, informó, añadiendo que para él se trata de un “doble compromiso”, uno por la conservación ambiental y otro por ser oriundo de Nuevo Rocafuerte, zona del Yasuní.
Informó que se nominará lo más pronto posible una nueva comisión negociadora que seguirá adelante con el proyecto, para obtener los recursos sin –bajo ninguna circunstancia- perder la soberanía de nuestro país y buscando las condiciones más favorables para el Ecuador.
“El pueblo ecuatoriano es el que más aporta en este proyecto (…) la mitad del proyecto lo apoya el pueblo, dejando de recibir los beneficios que pueden prestar esos ingentes recursos en beneficio de su desarrollo”, acotó.
En este sentido, el ministro de Defensa, Javier Ponce, ratificó que se trata de un proyecto nacido del Gobierno y por tanto, no es una iniciativa venida de grupos ecologistas o medioambientalistas particulares.
“Yo llevo 20 años de compromiso y de practica ecologista”, dijo la ministra Coordinadora de Patrimonio, María Fernanda Espinosa, al referirse al compromiso que ha generado esta iniciativa –incluso- mediante una de las matrices constitucionales como el Buen Vivir, dentro del Gobierno.
Por su parte, Gustavo Jalkh, ministro de Defensa, reiteró que el principio de autodeterminación de los pueblos es una conquista de la humanidad y bajo este precepto, el Ecuador le ha planteado al mundo un proyecto revolucionario de verdadera transformación doctrinaria de lo que es la protección del medio ambiente.
“Se ha transformado en un proyecto que lleva a toda la humanidad a la reflexión”, agregó, añadiendo que en este sentido se deben desarrollar los perfeccionamientos de la idea.
Ricardo Patiño, ministro Coordinador de la Política, destacó que en este caso -a diferencia de la negociación de la deuda, por ejemplo- no se trata de una relación entre deudores y acreedores, sino de aportantes a un proyecto que beneficiará a la humanidad. “Se trata de una propuesta para salvar a la humanidad, y en eso los ecuatorianos hacemos el mayor sacrificio”,
ASAMBLEA INSTA AL ECUADOR A SEGUIR FIRMES EN LA PROPUESTA DEL ITT
El Pleno de la Asamblea Nacional, con 74 votos a favor, uno blanco y cuatro abstenciones, ratificó su respaldo a la iniciativa Yasuní ITT, en la línea de la resolución aprobada por la Asamblea Nacional, el pasado 8 de diciembre de 2009.
En esa oportunidad, el Pleno exhortó a la comunidad internacional, a las organizaciones de la sociedad civil, a las empresas con responsabilidad social y ambiental y en general a todos los ciudadanos del mundo a contribuir con el Fondo Fiduciario Internacional que se cree para el mantenimiento bajo tierra de las reservas del campo ITT.
Por tanto, hace un llamado al Gobierno Nacional a continuar con la negociación soberana de la iniciativa Yasuní ITT, en defensa y respeto de la naturaleza y la biodiversidad.
Durante el debate, el asambleísta Jorge Escala aseguró que la decisión de suspender las negociaciones, en los hechos, significa un atentado al equilibrio ambiental y a la vida, conociendo que al Yasuní, por científicos de todo el mundo, se le ha declarado como la zona de mayor biodiversidad del planeta, mientras la UNESCO, la cataloga como la reserva mundial de la biosfera, pues solo en una hectárea del parque ecológico se han encontrado 644 especies de árboles.
También se alertó que los impactos de la explotación petrolera son la contaminación, deforestación, destrucción del tejido social, extinción de culturas, por tanto, es necesario precautelar la vida de las comunidades ancestrales en aislamiento voluntario Tagaeri y Taromenane, así como de toda la megabiodiversidad que allí se encuentra, agregó.
Rosana Alvarado, presidenta de la Comisión de Biodiversidad, subrayó que todos los asambleístas coinciden en la necesidad de impulsar iniciativas ambientales con el fin de contribuir a reducir los impactos ambientales que traen consigo consecuencias desastrosas para los ecosistemas y los pueblos, imposibilitadas de acceso al agua, la producción de alimentos, la salud y el medio ambiente y ese es precisamente el objetivo del proyecto ITT, que no acaba por la renuncia del equipo negociador, sino que es la oportunidad para que la Asamblea ratifique el respaldo unánime a esta iniciativa, más allá de consideraciones políticas.
De su lado, el legislador Paco Moncayo reiteró que el ITT es un proyecto emblemático del país y de importancia internacional, por ello, es deber del Estado asegurar la intangibilidad de las áreas naturales protegidas, garantizando la conservación de la biodiversidad y mantenimiento el equilibrio de los ecosistemas.
Otras opiniones subrayaron que en el debate de este tema debe primar el principio constitucional que garantiza el derecho de los pueblos a tener un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, así como la conservación de la propiedad de las tierras comunitarias, los derechos de la naturaleza, entre otras disposiciones que garantizan la acción del Estado en defensa de la biodiversidad.
Fuente: Presidencia de la República.
16 de enero 2010
Dr. José Núñez
miércoles, 19 de agosto de 2009
El Petroleo, mejor bajo tierra

GUSTAVO DUCH
Coincidencia número uno: comencé a preparar este artículo mientras los señores del G-8 proclamaban solemnemente nuevos compromisos para enfrentarse al cambio climático. Suponiendo que esta vez vaya en serio, ¿se les ha ocurrido cómo hacerlo, tienen un plan B al modelo energético actual? Coincidencia número dos: hace un mes, en este periódico Pere Rusiñol escribía un excelente reportaje sobre el boom petrolero en Guinea Ecuatorial. ¿Necesitamos más evidencias para cuestionar un modelo de desarrollo extractivista de un recurso finito y con tanta injusticia ecosocial en su mochila? Digo coincidencias porque el motivo de este escrito es reflexionar precisamente sobre una creativa, valiente y muy valiosa iniciativa que enfoca ambas cuestiones desde un nuevo paradigma que, en mi opinión, debemos tener muy presente.Algo tan sorprendente como la propuesta ecuatoriana (parece que en Nigeria se estudia una propuesta similar) de conservar el petróleo en el subsuelo. Sí, han leído bien, dejar bajo tierra el crudo que podría reportar miles de millones a un país con tantas necesidades como Ecuador. Una opción ecológica muy razonable para reemplazar el modelo eco-ilógico impuesto bajo el paradigma del libre mercado y del crecimiento ilimitado.Se trata de la Iniciativa ITT Yasuní, declarada política oficial del Gobierno de Correa en junio de 2007, que defiende la idea de no explotar las reservas de petróleo existentes en el área Ishpingo Tambococha Tiputini –en el Amazonas del Ecuador–, donde se localiza el Parque Nacional del Yasuní de enorme valor en biodiversidad –valor ecológico frente a valor monetario–, pues es una de las regiones de bosque tropical del mundo más rica en especies. Se calcula que sólo dentro de una hectárea del Yasuní se encuentran 644 especies de árboles, tantas como especies de árboles nativos existen en toda América del Norte. La idea inicial se remonta a 1997, cuando la organización ecuatoriana Acción Ecológica planteó una moratoria de extracción de petróleo en zonas frágiles amazónicas con el fin de evitar la producción de CO2 al quemar ese petróleo.La idea fue retomada por Alberto Acosta cuando fue ministro de Energía con Correa y ahora es impulsada por un fuerte equipo coordinado por el canciller de Exteriores, Fander Falconi, Doctor en Ciencias Ambientales y Economía Ecológica en la Universidad Autónoma de Barcelona. Algo de todo esto tendrá entonces que ver con el catedrático Joan Martínez Alier, impulsor del ecologismo político en España y América Latina. En los próximos años todas las sociedades del Planeta tendrán que haberse acomodado a una nueva realidad sin petróleo, por lo que asumirlo cuanto antes nos hará estar mejor preparados. Por un lado, redirigiendo las inversiones petroleras a un desarrollo sostenible y apropiado a las necesidades de cada región (no a las de la familia de Obiang, por ejemplo). Y por otro, pudiendo evitar desde ya todos los efectos negativos que sabemos trae consigo la explotación de este recurso. Son las llamadas externalidades. A nivel local, sobretodo en países empobrecidos como es el caso de Ecuador, Guinea o Nigeria, la explotación petrolera supone contaminación, deforestación, pérdidas de la productividad de las economías de autosustento practicadas por las comunidades locales (algunas de ellas en aislamiento voluntario), expulsión de comunidades campesinas y la desaparición completa de algunas culturas y lenguas indígenas. Y a nivel global, el calentamiento del clima y todos sus derivadas.La cuadratura de este círculo sí es posible. Aunque los cálculos numéricos son difíciles de hacer (variabilidad del precio del petróleo en los años que dure la extracción, por ejemplo) una cifra orientativa calculada por expertos en el tema nos dice que el Estado ecuatoriano obtendría 5.000 millones de dólares de ingresos por la extracción y comercialización de las reservas de los 846 millones de barriles de petróleo que guarda el subsuelo de Yasuní. Pero tenemos que restar. Primero descontar unos 1.300 millones de dólares equivalentes a los costes de las externalidades antes mencionadas que se producen a nivel local y que se pueden calcular, por ejemplo las pérdidas por la contaminación de tierras y ríos. (Ciertamente, no se puede calcular los costes de la desaparición de una cultura, de unas especies animales o vegetales). Y posteriormente rebajar unos 1.700 millones más por los costes para todo el Planeta de las emisiones de CO2 que se provocarían. Es decir, al final el “beneficio monetario” de sacar el petróleo a la superficie para nuestro Planeta sería de unos 2.000 millones de dólares. Y esa cifra es la que Ecuador solicita a la comunidad internacional. Ecuador deja de ingresar 5.000 millones si el resto del mundo se compromete solidariamente a aportar 2.000 millones.Ecuador obtendría 2.000 millones de dólares –sin perjudicar a sus comunidades y a su naturaleza–, que se compromete a dedicar a proyectos sostenibles para mejorar la agricultura local, la pesca artesanal, desarrollar energías renovables, etc. Y el resto del mundo invierte el dinero que gastaríamos en combatir el cambio climático asegurándonos que se mantiene Yasuní, con todas sus culturas, con toda su biodiversidad, capturando CO2 y produciendo vida, para hoy y para mañana. Todos ganamos. Coincidencia número tres: ya tenemos el primer aporte proYasuní. El Gobierno federal de Alemania está decidido a apoyar el fondo fiduciario de la Iniciativa ITT-Yasuní con 50 millones de dólares anuales en los siguientes años. ¿Seguimos? Un futuro mejor y sin petróleo es posible.
Coincidencia número uno: comencé a preparar este artículo mientras los señores del G-8 proclamaban solemnemente nuevos compromisos para enfrentarse al cambio climático. Suponiendo que esta vez vaya en serio, ¿se les ha ocurrido cómo hacerlo, tienen un plan B al modelo energético actual? Coincidencia número dos: hace un mes, en este periódico Pere Rusiñol escribía un excelente reportaje sobre el boom petrolero en Guinea Ecuatorial. ¿Necesitamos más evidencias para cuestionar un modelo de desarrollo extractivista de un recurso finito y con tanta injusticia ecosocial en su mochila? Digo coincidencias porque el motivo de este escrito es reflexionar precisamente sobre una creativa, valiente y muy valiosa iniciativa que enfoca ambas cuestiones desde un nuevo paradigma que, en mi opinión, debemos tener muy presente.Algo tan sorprendente como la propuesta ecuatoriana (parece que en Nigeria se estudia una propuesta similar) de conservar el petróleo en el subsuelo. Sí, han leído bien, dejar bajo tierra el crudo que podría reportar miles de millones a un país con tantas necesidades como Ecuador. Una opción ecológica muy razonable para reemplazar el modelo eco-ilógico impuesto bajo el paradigma del libre mercado y del crecimiento ilimitado.Se trata de la Iniciativa ITT Yasuní, declarada política oficial del Gobierno de Correa en junio de 2007, que defiende la idea de no explotar las reservas de petróleo existentes en el área Ishpingo Tambococha Tiputini –en el Amazonas del Ecuador–, donde se localiza el Parque Nacional del Yasuní de enorme valor en biodiversidad –valor ecológico frente a valor monetario–, pues es una de las regiones de bosque tropical del mundo más rica en especies. Se calcula que sólo dentro de una hectárea del Yasuní se encuentran 644 especies de árboles, tantas como especies de árboles nativos existen en toda América del Norte. La idea inicial se remonta a 1997, cuando la organización ecuatoriana Acción Ecológica planteó una moratoria de extracción de petróleo en zonas frágiles amazónicas con el fin de evitar la producción de CO2 al quemar ese petróleo.La idea fue retomada por Alberto Acosta cuando fue ministro de Energía con Correa y ahora es impulsada por un fuerte equipo coordinado por el canciller de Exteriores, Fander Falconi, Doctor en Ciencias Ambientales y Economía Ecológica en la Universidad Autónoma de Barcelona. Algo de todo esto tendrá entonces que ver con el catedrático Joan Martínez Alier, impulsor del ecologismo político en España y América Latina. En los próximos años todas las sociedades del Planeta tendrán que haberse acomodado a una nueva realidad sin petróleo, por lo que asumirlo cuanto antes nos hará estar mejor preparados. Por un lado, redirigiendo las inversiones petroleras a un desarrollo sostenible y apropiado a las necesidades de cada región (no a las de la familia de Obiang, por ejemplo). Y por otro, pudiendo evitar desde ya todos los efectos negativos que sabemos trae consigo la explotación de este recurso. Son las llamadas externalidades. A nivel local, sobretodo en países empobrecidos como es el caso de Ecuador, Guinea o Nigeria, la explotación petrolera supone contaminación, deforestación, pérdidas de la productividad de las economías de autosustento practicadas por las comunidades locales (algunas de ellas en aislamiento voluntario), expulsión de comunidades campesinas y la desaparición completa de algunas culturas y lenguas indígenas. Y a nivel global, el calentamiento del clima y todos sus derivadas.La cuadratura de este círculo sí es posible. Aunque los cálculos numéricos son difíciles de hacer (variabilidad del precio del petróleo en los años que dure la extracción, por ejemplo) una cifra orientativa calculada por expertos en el tema nos dice que el Estado ecuatoriano obtendría 5.000 millones de dólares de ingresos por la extracción y comercialización de las reservas de los 846 millones de barriles de petróleo que guarda el subsuelo de Yasuní. Pero tenemos que restar. Primero descontar unos 1.300 millones de dólares equivalentes a los costes de las externalidades antes mencionadas que se producen a nivel local y que se pueden calcular, por ejemplo las pérdidas por la contaminación de tierras y ríos. (Ciertamente, no se puede calcular los costes de la desaparición de una cultura, de unas especies animales o vegetales). Y posteriormente rebajar unos 1.700 millones más por los costes para todo el Planeta de las emisiones de CO2 que se provocarían. Es decir, al final el “beneficio monetario” de sacar el petróleo a la superficie para nuestro Planeta sería de unos 2.000 millones de dólares. Y esa cifra es la que Ecuador solicita a la comunidad internacional. Ecuador deja de ingresar 5.000 millones si el resto del mundo se compromete solidariamente a aportar 2.000 millones.Ecuador obtendría 2.000 millones de dólares –sin perjudicar a sus comunidades y a su naturaleza–, que se compromete a dedicar a proyectos sostenibles para mejorar la agricultura local, la pesca artesanal, desarrollar energías renovables, etc. Y el resto del mundo invierte el dinero que gastaríamos en combatir el cambio climático asegurándonos que se mantiene Yasuní, con todas sus culturas, con toda su biodiversidad, capturando CO2 y produciendo vida, para hoy y para mañana. Todos ganamos. Coincidencia número tres: ya tenemos el primer aporte proYasuní. El Gobierno federal de Alemania está decidido a apoyar el fondo fiduciario de la Iniciativa ITT-Yasuní con 50 millones de dólares anuales en los siguientes años. ¿Seguimos? Un futuro mejor y sin petróleo es posible.
Recogido por Dr.José Nuñez . Gustavo Duch es Ex director de Veterinarios Sin Fronteras y colaborador de la Universidad Rural Paulo Freire
jueves, 18 de junio de 2009
BOLETIN Y ELEGIA DE LAS MITAS
Yo soy Juan Atampam, Blas Llaguarcos, Bernabé Ladña
Andrés Chabla, Isidro Guamancela, Pablo Pumacuri,
Marcos Lema, Gaspar Tomayco, Sebastián Caxicóndor.
Nací y agonicé en Chorlaví, Chamanal, Talagua,
Nieblí. Sí, mucho agonicé en Chisingue,
Naxiche, Guambayna, Poaló, Cotopilaló.
Sudor de Sangre tuve en Caxaji, Quinchiraná,
en Cicalpa, Licto y Conrogal.
Padecí todo el Cristo de mi raza en Tixán, en Saucay,
en Molleturo, en Cojitambo, en Tababela y Zhoray.
Añadí así más blancura y dolor a la Cruz que trujeron mis verdugos.
A mí, tam. A José Vacacela, tam.
A Lucas Chaca, tam. A Roque Caxicóndor, tam.
En Plaza de Pomasqui y en rueda de otros naturales,
nos trasquilaron hasta el frío la cabeza.
Oh, Pachacámac, Señor Universo,
nunca sentimos más helada tu sonrisa,
y al páramo subimos desnudos de cabeza,
a coronarnos, llorando, con tu Sol.
A Melchor Pumaluisa, hijo de Guápulo,
en medio patio de hacienda, con cuchillo de abrir chanchos
cortáronle testes,
y, pateándole, a caminar delante,
de nuestros ojos llenos de lágrimas.
Echaba, a golpes, chorro en ristre de sangre.
Cayó de bruces en la flor de su cuerpo.
Oh, Pachacámac, Señor del Infinito,
Tú, que manchas el Sol entre los muertos ...
Y vuestro Teniente y justicia Mayor,
José de Uribe: "Te ordeno". Y yo,
con los otros indios, llevábamosle a todo pedir,
de casa en casa, para sus paseos, en hamaca,
mientras mujeres nuestras, con hijas, mitayas,
a barrer, a carmenar, a tejer, a escardar,
a hilar, a lamer platos de barro -nuestra hechura-,
y a yacer con Viracochas,
nuestras flores de dos muslos,
para traer el mestizo y verdugo venidero.
Sin paga, sin maíz, sin runa-mora,
ya sin hambre, de puro no comer;
sólo calavera, llorando granizo viejo por mejillas,
llegué trayendo frutos de la yunga
a cuatro semanas de ayuno.
Recibiéronme: Mi hija partida en dos por Alférez Quintanilla.
Mujer, de conviviente de él. Dos hijos muertos a látigo.
Oh, Pachacámac, y yo, a la Vida.
Así morí.
Y de tanto dolor, a siete cielos,
por setenta soles, Oh, Pachacámac,
mujer pariendo mi hijo, le torcí los brazos.
Ella, dulce ya de tanto aborto, dijo:
"Quiebra maqui de guagua; no quiero
que sirva de mitayo a "Viracochas".
Quebré.
Y entre Curas, tam,
Unos pareciendo diablos, buitres había
Iguales. Peores que los otros de dos piernas.
Otros decían: "Hijo, Amor, Cristo".
A tejer dentro de Iglesia, aceite para lámpara,
cera de monumentos, huevos de ceniza,
doctrina y ciegos doctrineros.
Vihuela, india para la cocina, hija para la casa.
Así dijeron. Obedecí.
Y después: Sebastián, Manuel, Roque, Salva,
Miguel, Antonio, Mitayos, a hierba, leña, carbón,
paja, peces, piedras, maíz, mujeres, hijas. Todo servicio.
A runa-llama tam, que en tres meses
comiste dos mil corazones de ellas.
A mujer que tan comiste
cerca de oreja de marido y de hijo,
noche a noche.
Brazos llevaron al mal.
Ojos al llanto.
Hombres al soplo de sus fuetes.
Mejillas a lo duro de sus botas.
Corazón que estrujaron, pisando ante mitayo,
cuerpos de mamas, mujeres, hijas.
Sólo nosotros hemos sufrido
el mundo horrible de sus corazones.
En obraje de telas, sargas, capisayos, ponchos,
yo, el desnudo, hundido en calabozos, trabajé
año cuarenta días,
con apenas puñado de maíz para el pulso
que era más delgado que el hilo que tejía.
Encerrado desde aurora hasta el otro claror,
sin comer tejí, tejí.
Hice la tela conque vestían cuerpos los Señores
que dieron soledad de blancura a mi esqueleto,
y Día Viernes Santo amanecí encerrado,
boca abajo, sobre telar,
con vómito de sangre entre los hilos y lanzadera.
Así, entinté con mi alma, llena de costado,
la tela de los que me desnudaron.
"Porque no hemos venido
a vivir en la tierra.
Sólo venimos a soñar
Sólo venimos a amar
aquí, en la Tierra".
Y a un Cristo, adrede, tam trujeron,
entre lanzas, banderas y caballos.
Y a su nombre, hiciéronme agradecer el hambre,
la sed, los azotes diarios, los servicios de Iglesia,
la muerte y la desraza de mi raza.
(Así avisa al mundo, Amigo de mí angustia.
Así, avisa. Di. Da diciendo. Dios te pague).
Y bajo ese mesmo Cristo,
negra nube de buitres de trapo vinieron. Tantos.
Cientos de haciendas y casas hicieron en la Patria.
Miles de hijos. Robos de altar. Pillerías de cama.
Dejáronme en una línea de camino,
sin Sur, sin Norte, sin choza, sin... ¡dejáronme!
y, después, a batir barro, entraña de mi tierra;
a hacer cal de caleras, a trabajar en batanes,
en templos, paredes, pinturas, torres, columnas, capiteles.
¡Y yo, a la intemperie!
Y, después, en trapiches que tenían,
moliendo caña, moliéronme las manos:
hermanos de trabajo bebieron mi sanguaza. Miel y sangre y llanto.
Y ellos, tantos, en propias pulperías,
enseñáronme el triste cielo del alcohol
y la desesperanza. ¡Gracias!
¡Oh Pachacámac, Señor del Universo!
Tú que no eres hembra ni varón:
Tú que eres todo y eres Nada,
Óyeme, escúchame.
Como el venado herido por la sed,
te busco y sólo a ti te adoro.
Y tam, si supieras, Amigo de mi angustia,
cómo foeteaban cada día, sin falta.
"Capisayo al suelo, calzoncillo al suelo,
tú, boca abajo, mitayo. Cuenta cada latigazo".
Yo iba contando: 2, 5, 9, 30, 45, 70.
Así aprendí a contar en tu castellano,
con mi dolor y mis llagas.
En seguida, levantándome, chorreando sangre,
tenía que besar látigo y mano de verdugos.
"Dioselopagui, Amito"; así decía de terror y gratitud.
Un día en santa Iglesia de Tuntaqui,
el viejo doctrinero mostróme cuerpo en cruz
de Amo Jesucristo;
único Viracocha sin ropa, sin espuelas, sin acial.
Todito El era una sola llaga salpicada.
No había lugar ya ni para un diente de hierba
entre herida y herida.
En El cebáronse primero, luego fue en mí.
¿De qué me quejo, entonces? -No. Sólo te cuento.
Me despeñaron. Con punzón de fierro,
me punzaron el cuerpo,
Me trasquilaron. Hijo de ayuno y de destierro fui.
Con yescas de maguey encendidas, me pringaron.
Después de los azotes, yo aún en el suelo.
Ellos entregolpeaban sobre mí dos tizones de candela
y me cubrían con una lluvia de chispas puntiagudas,
que hacía chirriar la sangre de mis úlceras.
Así.
Entre lavadoras de platos, barrenderas, hierbateras,
a una llamada Dulita cayósele una escudilla de barro,
y cayósele, ay, a cien pedazos.
Y vino el mestizo Juan Ruiz, de tanto odio para nosotros
por retorcido de sangre.
A la cocina llevóle pateándole nalgas, y ella sin llorar
ni una lágrima. Pero dijo una palabra suya y nuestra: Carajú.
Y él, muy cobarde, puso en fogón una cáscara de huevo
que casi se hace blanca brasa y que apretó contra los labios.
Se abrieron en fruta de sangre; amaneció con maleza.
No comió cinco días, y yo, y Joaquín Toapanta de Tumbabiro,
muerta le hallamos en la acequia de los excrementos.
Y cuando en hato, allá en alturas,
moría ya de buitres o de la pura vida,
sea una vaca, una ternera o una oveja;
yo debía arrastrarle por leguas de hierba y lodo,
hasta patio de hacienda
a mostrar el cadáver.
Y tú, señor Viracocha,
me obligaste a comprar esa carne engusanada ya.
Y como ni esos gusanos juntos
pude pagar de golpe,
me obligaste a trabajar otro año más;
¡hasta que yo mismo descendí al gusano
que devora a los Amos y al Mitayo!
A Tomás Quitumbe, del propio Quito, que se fue huyendo
de terror, por esas lomas de sigses de plata y pluma,
le persiguieron; un alférez iba a la cabeza.
Y él, corre, corre, gimiendo como venado.
Pero cayó, rajados ya los pies de muchos pedernales.
Cazáronle. Amarráronle el pelo a la cola de un potra alazán
y con él, al obraje de Chillos,
a través de zanjas, piedras, zarzales, lodo endurecido.
Llegando al patio, rellenáronle heridas con ají y con sal,
así los lomos, hombros, trasero, brazos, muslos.
El gemía, revolcándose de dolor: "Amo Viracocha, Amo Viracocha".
Nadie le oyó morir.
Y a mama Susana Pumancay, de Panzaleo;
su choza entre retamas de mil mariposas, ya de aletéo;
porque su marido Juan Pilataxi desapareció de bulto,
le llevaron, preñada, a todo paso, a la hacienda,
y al cuarto de los cepos, en donde le enceparon la derecha,
dejándole la izquierda sobre el palo.
Y ella, a medianoche, parió su guagua….
entre agua y sangre.
Y él dio de cabeza contra la madera, de que murió.
¡Leche de plata hubiera mamado un día, Carajú!
Minero fui, por dos años, ocho meses.
Nada de comer. Nada de amar. Nunca vida.
La bocamina fue mi cielo y mi tumba.
Yo, que usé el oro sólo para las fiestas de mi Emperador,
supe padecer con su luz
por la codicia y la crueldad de otros.
Dormimos miles de mitayos
a pura mosca, látigo, fiebres, en galpones,
custodiados con un amo que sólo daba muerte.
Pero, después de dos años, ocho meses, salí.
Salimos seiscientos mitayos,
de veinte mil…. que entramos.
Pero, salí. ¡Oh, sol reventado por mi madre!
Te miré en mis ojos de cautivo.
Lloré agua de sol en punta de pestañas.
Y te miré, Oh Pachacámac, muerto
en los brazos que ahora hacen esquina
de madera y de clavos a otro Dios.
Pero salí. No reconocía ya mi Patria.
Desde la negrura, volví hacia el azul.
Quitumbe de alma y sol, lloré de alegría.
Volvíamos. Nunca he vuelto sólo.
Entre cuevas de Cumbe, ya en goteras de Cuenca,
encontré, vivo de luna, el cadáver
de Pedro Axitimbay,… mi hermano.
Vile mucho. Muuucho vile, y le encontré el pecho.
Era un hueso plano. Era un espejo. Me incliné.
Me miré, pestañeando. Y me reconocí. ¡Yo, era el mismo!
Y dije:
¡Oh PACHACÁMAC, SEÑOR DEL UNIVERSOOO!
Oh, Chambo, Mulaló, Sibambe, Tomebamba;
Guangara de Don Nuño Valderrama.
Adiós. Pachacámac, Adiós. Rimini. ¡No te olvido!
A tÍ, Rodrigo Núñez de Bonilla.
Pedro Martín Montanero, Alonso de Bastidas,
Sancho de la Carrera, hijo. Diego Sandoval.
Mi odio. Mi justicia.
A tí, Rodrigo Darcos, dueño de tantas minas,
de tantas vidas de curícamayos.
Tus lavaderos del río Santa Bárbola.
Minas de Ama Virgen del Rosario en Cañaribamba.
Minas del gran cerro de Malal, junto al río helado.
Minas de Zaruma; minas de Catacocha. ¡Minas!
Gran buscador de riquezas, diablo del oro.
¡Chupador de sangre y lágrimas del Indio!
Que cientos de noche cuidé tus acequías, por leguas
para moler tu oro
en tu mortero de ocho martillos y tres fuelles.
Oro para ti. Oro para tus mujeres. Oro para tus reyes.
Oro para mi muerte. ¡Oro!
Pero un día volví. ¡Y ahora vuelvo!
Ahora soy Santiago Agag, Roque Buestende,
Mateo Comaguara, Esteban Chuquitaype, Pablo Duchinachay
Gregorio Guartatana, Francisco Nati-Cañar, Bartolomé Dumbay!
Y ahora, toda esta tierra es MIA,
Desde Llangagua hasta Burgay;
desde Purubin hasta Buerán;
desde Guaslán hasta Punsara, pasando por Biblián.
Y es mía para adentro, como mujer en la noche,
y es mía para arriba, hasta más allá del gavilán.
Vuelvo. ¡álzome!
¡Levántome después del tercer siglo, de entre los muertos!
¡Con los muertos, vengo!
La tumba india se retuerce con todas sus caderas,
sus mamas y sus vientres.
La gran tumba se enarca y se levanta
después del tercer siglo, de entre las lomas y los páramos,
la cumbre, las yungas, los abismos,
las minas, los azufres, las cangaguas.
Regreso desde los cerros, donde moríamos
a la luz del frío.
Desde los ríos, donde moríamos en cuadrillas.
Desde las minas, donde moríamos en rosarios.
Desde la muerte, donde moríamos en grano.
Regreso.
¡Regresamos! ¡Pachacámac!
¡Yo soy Juan Atampam! ¡Yo, tam!
¡Yo soy Marcos Guamán! ¡Yo, Tam!
¡Yo soy Roque Jadán! ¡Yo, Tam!
Comaguara, soy. Gualanlema, Quilaquilago, Caxicóndor,
Pumacuri, Tomayco, Chuquitaype, Guartatana,
Duchinachay, Dumbay, soy!
¡Somos! ¡Seremos! ¡Soy! ...
Andrés Chabla, Isidro Guamancela, Pablo Pumacuri,
Marcos Lema, Gaspar Tomayco, Sebastián Caxicóndor.
Nací y agonicé en Chorlaví, Chamanal, Talagua,
Nieblí. Sí, mucho agonicé en Chisingue,
Naxiche, Guambayna, Poaló, Cotopilaló.
Sudor de Sangre tuve en Caxaji, Quinchiraná,
en Cicalpa, Licto y Conrogal.
Padecí todo el Cristo de mi raza en Tixán, en Saucay,
en Molleturo, en Cojitambo, en Tababela y Zhoray.
Añadí así más blancura y dolor a la Cruz que trujeron mis verdugos.
A mí, tam. A José Vacacela, tam.
A Lucas Chaca, tam. A Roque Caxicóndor, tam.
En Plaza de Pomasqui y en rueda de otros naturales,
nos trasquilaron hasta el frío la cabeza.
Oh, Pachacámac, Señor Universo,
nunca sentimos más helada tu sonrisa,
y al páramo subimos desnudos de cabeza,
a coronarnos, llorando, con tu Sol.
A Melchor Pumaluisa, hijo de Guápulo,
en medio patio de hacienda, con cuchillo de abrir chanchos
cortáronle testes,
y, pateándole, a caminar delante,
de nuestros ojos llenos de lágrimas.
Echaba, a golpes, chorro en ristre de sangre.
Cayó de bruces en la flor de su cuerpo.
Oh, Pachacámac, Señor del Infinito,
Tú, que manchas el Sol entre los muertos ...
Y vuestro Teniente y justicia Mayor,
José de Uribe: "Te ordeno". Y yo,
con los otros indios, llevábamosle a todo pedir,
de casa en casa, para sus paseos, en hamaca,
mientras mujeres nuestras, con hijas, mitayas,
a barrer, a carmenar, a tejer, a escardar,
a hilar, a lamer platos de barro -nuestra hechura-,
y a yacer con Viracochas,
nuestras flores de dos muslos,
para traer el mestizo y verdugo venidero.
Sin paga, sin maíz, sin runa-mora,
ya sin hambre, de puro no comer;
sólo calavera, llorando granizo viejo por mejillas,
llegué trayendo frutos de la yunga
a cuatro semanas de ayuno.
Recibiéronme: Mi hija partida en dos por Alférez Quintanilla.
Mujer, de conviviente de él. Dos hijos muertos a látigo.
Oh, Pachacámac, y yo, a la Vida.
Así morí.
Y de tanto dolor, a siete cielos,
por setenta soles, Oh, Pachacámac,
mujer pariendo mi hijo, le torcí los brazos.
Ella, dulce ya de tanto aborto, dijo:
"Quiebra maqui de guagua; no quiero
que sirva de mitayo a "Viracochas".
Quebré.
Y entre Curas, tam,
Unos pareciendo diablos, buitres había
Iguales. Peores que los otros de dos piernas.
Otros decían: "Hijo, Amor, Cristo".
A tejer dentro de Iglesia, aceite para lámpara,
cera de monumentos, huevos de ceniza,
doctrina y ciegos doctrineros.
Vihuela, india para la cocina, hija para la casa.
Así dijeron. Obedecí.
Y después: Sebastián, Manuel, Roque, Salva,
Miguel, Antonio, Mitayos, a hierba, leña, carbón,
paja, peces, piedras, maíz, mujeres, hijas. Todo servicio.
A runa-llama tam, que en tres meses
comiste dos mil corazones de ellas.
A mujer que tan comiste
cerca de oreja de marido y de hijo,
noche a noche.
Brazos llevaron al mal.
Ojos al llanto.
Hombres al soplo de sus fuetes.
Mejillas a lo duro de sus botas.
Corazón que estrujaron, pisando ante mitayo,
cuerpos de mamas, mujeres, hijas.
Sólo nosotros hemos sufrido
el mundo horrible de sus corazones.
En obraje de telas, sargas, capisayos, ponchos,
yo, el desnudo, hundido en calabozos, trabajé
año cuarenta días,
con apenas puñado de maíz para el pulso
que era más delgado que el hilo que tejía.
Encerrado desde aurora hasta el otro claror,
sin comer tejí, tejí.
Hice la tela conque vestían cuerpos los Señores
que dieron soledad de blancura a mi esqueleto,
y Día Viernes Santo amanecí encerrado,
boca abajo, sobre telar,
con vómito de sangre entre los hilos y lanzadera.
Así, entinté con mi alma, llena de costado,
la tela de los que me desnudaron.
"Porque no hemos venido
a vivir en la tierra.
Sólo venimos a soñar
Sólo venimos a amar
aquí, en la Tierra".
Y a un Cristo, adrede, tam trujeron,
entre lanzas, banderas y caballos.
Y a su nombre, hiciéronme agradecer el hambre,
la sed, los azotes diarios, los servicios de Iglesia,
la muerte y la desraza de mi raza.
(Así avisa al mundo, Amigo de mí angustia.
Así, avisa. Di. Da diciendo. Dios te pague).
Y bajo ese mesmo Cristo,
negra nube de buitres de trapo vinieron. Tantos.
Cientos de haciendas y casas hicieron en la Patria.
Miles de hijos. Robos de altar. Pillerías de cama.
Dejáronme en una línea de camino,
sin Sur, sin Norte, sin choza, sin... ¡dejáronme!
y, después, a batir barro, entraña de mi tierra;
a hacer cal de caleras, a trabajar en batanes,
en templos, paredes, pinturas, torres, columnas, capiteles.
¡Y yo, a la intemperie!
Y, después, en trapiches que tenían,
moliendo caña, moliéronme las manos:
hermanos de trabajo bebieron mi sanguaza. Miel y sangre y llanto.
Y ellos, tantos, en propias pulperías,
enseñáronme el triste cielo del alcohol
y la desesperanza. ¡Gracias!
¡Oh Pachacámac, Señor del Universo!
Tú que no eres hembra ni varón:
Tú que eres todo y eres Nada,
Óyeme, escúchame.
Como el venado herido por la sed,
te busco y sólo a ti te adoro.
Y tam, si supieras, Amigo de mi angustia,
cómo foeteaban cada día, sin falta.
"Capisayo al suelo, calzoncillo al suelo,
tú, boca abajo, mitayo. Cuenta cada latigazo".
Yo iba contando: 2, 5, 9, 30, 45, 70.
Así aprendí a contar en tu castellano,
con mi dolor y mis llagas.
En seguida, levantándome, chorreando sangre,
tenía que besar látigo y mano de verdugos.
"Dioselopagui, Amito"; así decía de terror y gratitud.
Un día en santa Iglesia de Tuntaqui,
el viejo doctrinero mostróme cuerpo en cruz
de Amo Jesucristo;
único Viracocha sin ropa, sin espuelas, sin acial.
Todito El era una sola llaga salpicada.
No había lugar ya ni para un diente de hierba
entre herida y herida.
En El cebáronse primero, luego fue en mí.
¿De qué me quejo, entonces? -No. Sólo te cuento.
Me despeñaron. Con punzón de fierro,
me punzaron el cuerpo,
Me trasquilaron. Hijo de ayuno y de destierro fui.
Con yescas de maguey encendidas, me pringaron.
Después de los azotes, yo aún en el suelo.
Ellos entregolpeaban sobre mí dos tizones de candela
y me cubrían con una lluvia de chispas puntiagudas,
que hacía chirriar la sangre de mis úlceras.
Así.
Entre lavadoras de platos, barrenderas, hierbateras,
a una llamada Dulita cayósele una escudilla de barro,
y cayósele, ay, a cien pedazos.
Y vino el mestizo Juan Ruiz, de tanto odio para nosotros
por retorcido de sangre.
A la cocina llevóle pateándole nalgas, y ella sin llorar
ni una lágrima. Pero dijo una palabra suya y nuestra: Carajú.
Y él, muy cobarde, puso en fogón una cáscara de huevo
que casi se hace blanca brasa y que apretó contra los labios.
Se abrieron en fruta de sangre; amaneció con maleza.
No comió cinco días, y yo, y Joaquín Toapanta de Tumbabiro,
muerta le hallamos en la acequia de los excrementos.
Y cuando en hato, allá en alturas,
moría ya de buitres o de la pura vida,
sea una vaca, una ternera o una oveja;
yo debía arrastrarle por leguas de hierba y lodo,
hasta patio de hacienda
a mostrar el cadáver.
Y tú, señor Viracocha,
me obligaste a comprar esa carne engusanada ya.
Y como ni esos gusanos juntos
pude pagar de golpe,
me obligaste a trabajar otro año más;
¡hasta que yo mismo descendí al gusano
que devora a los Amos y al Mitayo!
A Tomás Quitumbe, del propio Quito, que se fue huyendo
de terror, por esas lomas de sigses de plata y pluma,
le persiguieron; un alférez iba a la cabeza.
Y él, corre, corre, gimiendo como venado.
Pero cayó, rajados ya los pies de muchos pedernales.
Cazáronle. Amarráronle el pelo a la cola de un potra alazán
y con él, al obraje de Chillos,
a través de zanjas, piedras, zarzales, lodo endurecido.
Llegando al patio, rellenáronle heridas con ají y con sal,
así los lomos, hombros, trasero, brazos, muslos.
El gemía, revolcándose de dolor: "Amo Viracocha, Amo Viracocha".
Nadie le oyó morir.
Y a mama Susana Pumancay, de Panzaleo;
su choza entre retamas de mil mariposas, ya de aletéo;
porque su marido Juan Pilataxi desapareció de bulto,
le llevaron, preñada, a todo paso, a la hacienda,
y al cuarto de los cepos, en donde le enceparon la derecha,
dejándole la izquierda sobre el palo.
Y ella, a medianoche, parió su guagua….
entre agua y sangre.
Y él dio de cabeza contra la madera, de que murió.
¡Leche de plata hubiera mamado un día, Carajú!
Minero fui, por dos años, ocho meses.
Nada de comer. Nada de amar. Nunca vida.
La bocamina fue mi cielo y mi tumba.
Yo, que usé el oro sólo para las fiestas de mi Emperador,
supe padecer con su luz
por la codicia y la crueldad de otros.
Dormimos miles de mitayos
a pura mosca, látigo, fiebres, en galpones,
custodiados con un amo que sólo daba muerte.
Pero, después de dos años, ocho meses, salí.
Salimos seiscientos mitayos,
de veinte mil…. que entramos.
Pero, salí. ¡Oh, sol reventado por mi madre!
Te miré en mis ojos de cautivo.
Lloré agua de sol en punta de pestañas.
Y te miré, Oh Pachacámac, muerto
en los brazos que ahora hacen esquina
de madera y de clavos a otro Dios.
Pero salí. No reconocía ya mi Patria.
Desde la negrura, volví hacia el azul.
Quitumbe de alma y sol, lloré de alegría.
Volvíamos. Nunca he vuelto sólo.
Entre cuevas de Cumbe, ya en goteras de Cuenca,
encontré, vivo de luna, el cadáver
de Pedro Axitimbay,… mi hermano.
Vile mucho. Muuucho vile, y le encontré el pecho.
Era un hueso plano. Era un espejo. Me incliné.
Me miré, pestañeando. Y me reconocí. ¡Yo, era el mismo!
Y dije:
¡Oh PACHACÁMAC, SEÑOR DEL UNIVERSOOO!
Oh, Chambo, Mulaló, Sibambe, Tomebamba;
Guangara de Don Nuño Valderrama.
Adiós. Pachacámac, Adiós. Rimini. ¡No te olvido!
A tÍ, Rodrigo Núñez de Bonilla.
Pedro Martín Montanero, Alonso de Bastidas,
Sancho de la Carrera, hijo. Diego Sandoval.
Mi odio. Mi justicia.
A tí, Rodrigo Darcos, dueño de tantas minas,
de tantas vidas de curícamayos.
Tus lavaderos del río Santa Bárbola.
Minas de Ama Virgen del Rosario en Cañaribamba.
Minas del gran cerro de Malal, junto al río helado.
Minas de Zaruma; minas de Catacocha. ¡Minas!
Gran buscador de riquezas, diablo del oro.
¡Chupador de sangre y lágrimas del Indio!
Que cientos de noche cuidé tus acequías, por leguas
para moler tu oro
en tu mortero de ocho martillos y tres fuelles.
Oro para ti. Oro para tus mujeres. Oro para tus reyes.
Oro para mi muerte. ¡Oro!
Pero un día volví. ¡Y ahora vuelvo!
Ahora soy Santiago Agag, Roque Buestende,
Mateo Comaguara, Esteban Chuquitaype, Pablo Duchinachay
Gregorio Guartatana, Francisco Nati-Cañar, Bartolomé Dumbay!
Y ahora, toda esta tierra es MIA,
Desde Llangagua hasta Burgay;
desde Purubin hasta Buerán;
desde Guaslán hasta Punsara, pasando por Biblián.
Y es mía para adentro, como mujer en la noche,
y es mía para arriba, hasta más allá del gavilán.
Vuelvo. ¡álzome!
¡Levántome después del tercer siglo, de entre los muertos!
¡Con los muertos, vengo!
La tumba india se retuerce con todas sus caderas,
sus mamas y sus vientres.
La gran tumba se enarca y se levanta
después del tercer siglo, de entre las lomas y los páramos,
la cumbre, las yungas, los abismos,
las minas, los azufres, las cangaguas.
Regreso desde los cerros, donde moríamos
a la luz del frío.
Desde los ríos, donde moríamos en cuadrillas.
Desde las minas, donde moríamos en rosarios.
Desde la muerte, donde moríamos en grano.
Regreso.
¡Regresamos! ¡Pachacámac!
¡Yo soy Juan Atampam! ¡Yo, tam!
¡Yo soy Marcos Guamán! ¡Yo, Tam!
¡Yo soy Roque Jadán! ¡Yo, Tam!
Comaguara, soy. Gualanlema, Quilaquilago, Caxicóndor,
Pumacuri, Tomayco, Chuquitaype, Guartatana,
Duchinachay, Dumbay, soy!
¡Somos! ¡Seremos! ¡Soy! ...
(Cesar Dávila Andrade, Ecuador)
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